Contemos historias. Historias cotidianas de esas que forman y conforman el alimento esencial, esas mondas y migajas, y qué mejor manera de hacerlo que mediante las imágenes y los relatos de todas. 
Un poco de historia de la samba brasileña.
Un poco de historia de la samba brasileña.

Un poco de historia de la samba brasileña.

Los orígenes de la samba provienen de los pueblos africanos, específicamente de las tribus de habla bantú pertenecientes al territorio actual de Angola. Sus habitantes, durante sus celebraciones y el culto a los dioses danzaban en círculo, de ahí proviene la palabra “samba”, ya que en su lengua indígena significa “roda de dança”.

*Hay otras acepciones en cuanto al origen de dicha palabra.

Estos pueblos se dedicaban al campo, a la agricultura, al cultivo de arroz, alubias, palma, sorgo, melón… Conocimientos y manos muy apreciadas por los denominados “negreros” provenientes de Portugal. Tanto es así, que millones de personas fueron transportadas a Brasil como esclavas. La mayoría fueron llevadas a Salvador de Bahía, donde continuaban manteniendo sus ritmos y bailes. Pero la música ya no sólo era un símbolo de celebración, sino que los bantú utilizaban tambores y otros instrumentos musicales para comunicarse en secreto a través de los repiqueteos.

Las fechas carnavalescas, tal y como las conocemos desde la costumbre católica, anticipan a la Cuaresma, cuarenta días de periodo de reflexión y purificación previos a la Semana Santa. Desde que comenzaron a celebrarse los carnavales en Brasil, alrededor del siglo XVI, eran de obligada asistencia puesto que implicaba posteriormente adherirse a dichos festejos religiosos.

La esclavitud no se abolió legalmente en Brasil hasta 1888, sin embargo, quedaron sus resquicios muchos años después. La represión se mantenía, prohibiendo las religiones africanas y, en lo que respecta a la música, se hacía visible mediante leyes que perseguían y detenían a los danzantes de samba.

Clandestinamente, la samba seguía latiendo en las comunidades africanas asentadas en Brasil,  entremezclándose con otros géneros musicales mientras, paulatinamente, se fue popularizando y convirtiendo en un símbolo nacional.

La celebración del carnaval fue adaptándose a los nuevos tiempos. Alrededor de un siglo atrás, surgieron las escuelas de samba en los barrios más populares de Río de Janeiro y en otros puntos del país. La primera de ellas fue fundada en 1926, y se denominó “Deixa Falar”, “Deja hablar”.

Poco a poco, las escuelas de samba se fueron profesionalizando y comenzaron a desfilar en las rúas y, actualmente, algunas de ellas concursan y generan un gran espectáculo en los sambódromos, marcando temáticas concretas, elaborando vestuarios y carrozas, cargando tambores y otros instrumentos, danzando e invitando a danzar, concentrando la mirada de los más curiosos, mostrando al mundo entero lo que acontece en carnaval.

Por todo ello, hablar del carnaval de Brasil no es sólo hablar de samba. Es reivindicar su origen, las raíces y la identidad, los dioses, la violencia, la fuerza y la muerte, la resistencia, la dignidad, el color, la libertad y la alegría… es transportarse al espíritu y al alma de la población negra, de aquellos esclavos brasileños, embarcarse y “dança”.

El Sambódromo de Marquês de Sapucaí, Río de Janeiro.

Durante los días 11 y 12 de febrero de 2024, las 12 escuelas de samba mejor posicionadas años anteriores, conformaron el desfile del llamado “grupo especial”. Dichas agrupaciones compuestas por alrededor de 3.000 y 5.000 integrantes, recorrieron los 700 metros de pista del Sambódromo de Marquês de Sapucaí, lugar que cumple 40 años de historia y que estuvo completamente abarrotado con alrededor de 72.500 espectadores cada noche.

Escuelas con muchos años de historia y gran trayectoria: Porto da Pedra, Beija Flor, Salgueiro, Grande de Rio, Unidos da Tijuca, Imperatriz, Mocidade, Portela, Vila Isabel, Mangueira, Paraiso do Tuiuti y Unidos do Viradouro.

Un jurado constituido por 36 personas, fue el encargado de puntuar diversas categorías referentes al desfile: el conjunto, los disfraces y carrozas, la música, la armonía, o la comisión de frente, entre otras, y así, determinar cuál sería la escuela ganadora.

Unidos do Viradouro obtuvo su tercer título en el Carnaval de Río de Janeiro con un total de 270 puntos, nota máxima de la competición. El grupo de Niterói presentó la samba titulada: «Arroboboi, Dangbé«, canción que acentúa la sabiduría africana y realza la fuerza de las mujeres negras a través del culto a Vudú, la serpiente sagrada.

Río de Janeiro, Brasil